El concepto de Aprender a Aprender es esencial en el contexto de la educación contemporánea. Se refiere a la habilidad de adquirir conocimientos de manera efectiva, así como de desarrollar estrategias y técnicas para abordar nuevos temas y desafíos de forma autónoma. Esta competencia no solo se limita al proceso de asimilar información, sino que también se centra en cultivar habilidades metacognitivas y la capacidad de adaptarse al aprendizaje a lo largo de la vida.
En un mundo en constante cambio y evolución, el Aprender a Aprender se ha convertido en una herramienta invaluable para enfrentar los retos educativos y profesionales. Esta habilidad permite a las personas no solo absorber conocimientos, sino también entender cómo abordar diferentes materias, organizar la información de manera efectiva y aplicar estrategias de estudio y resolución de problemas.
El Aprender a Aprender va más allá de la memorización y se centra en el pensamiento crítico, la reflexión y la capacidad de cuestionar y analizar la información. Impulsa a los individuos a ser proactivos en su aprendizaje, a establecer objetivos claros y a buscar recursos y oportunidades para expandir sus conocimientos.
Esta competencia es especialmente relevante en el contexto de la educación permanente, donde la actualización constante y la adquisición de nuevas habilidades son fundamentales. Al cultivar la habilidad de Aprender a Aprender, las personas se vuelven más adaptables y resistentes a los cambios, lo que les permite enfrentar desafíos de manera efectiva y mantenerse relevantes en un entorno educativo y laboral en constante evolución.
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¿Qué es Aprender a Aprender?
El concepto de aprender a aprender representa una competencia esencial que implica la habilidad de organizar y emprender nuestro propio proceso de aprendizaje a través de la introspección. Mediante este autoanálisis, nos volvemos conscientes de nuestras capacidades físicas, intelectuales y emocionales. Cada individuo posee un estilo único de aprendizaje, y reconocer esta particularidad resulta crucial para encauzar nuestras actividades con base en esta fortaleza personal.
Aprender a aprender se erige como una competencia fundamental sobre la cual se construyen otras habilidades claves. Si bien se relaciona con el proceso de estudio, su alcance trasciende más allá de la educación formal. Esta capacidad no solo resulta beneficiosa para el ámbito académico, sino que también reviste importancia para el desarrollo integral de la vida cotidiana y el crecimiento profesional. Contar con la habilidad de adquirir aprendizajes de forma continua establece el cimiento para alcanzar el éxito en todas las facetas de la vida.
Los Cuatro Pilares de la Educación
Los Cuatro Pilares de la Educación son un concepto propuesto por la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI de la UNESCO. Estos pilares representan los fundamentos esenciales que deben guiar los enfoques educativos para preparar a las personas en la sociedad actual y futura. Los pilares son:
Aprender a Conocer:
Este pilar se refiere al desarrollo de habilidades intelectuales y cognitivas. Implica cultivar la capacidad de adquirir conocimientos de manera crítica y efectiva. No se trata simplemente de acumular información, sino de aprender a pensar de manera reflexiva, analítica y creativa. Aprender a conocer involucra la curiosidad intelectual, la capacidad de hacer preguntas y de investigar para obtener respuestas. Además, promueve el pensamiento crítico, la capacidad de análisis y la habilidad para discernir la información válida de la incorrecta en un mundo lleno de datos y conocimientos.
Aprender a Hacer:
Este pilar se enfoca en la aplicabilidad práctica de los conocimientos y habilidades. Implica el desarrollo de competencias técnicas, habilidades prácticas y destrezas manuales que permitan a las personas llevar a cabo tareas concretas en la vida cotidiana y en el ámbito laboral. Aprender a hacer abarca desde actividades artísticas y artesanales hasta habilidades técnicas, científicas y profesionales. Además, fomenta la creatividad, el espíritu emprendedor y la capacidad de resolver problemas de manera efectiva.
Aprender a Vivir Juntos con los demás:
Este pilar se centra en el desarrollo de habilidades sociales, emocionales y éticas. Implica aprender a interactuar de manera respetuosa, colaborativa y armoniosa con personas de diferentes culturas, creencias y antecedentes. Aprender a vivir juntos promueve valores como la empatía, la tolerancia, la comunicación efectiva y la resolución pacífica de conflictos. También impulsa la comprensión intercultural y la conciencia de los desafíos globales, alentando la participación activa en la construcción de sociedades más justas y equitativas.
Aprender a Ser:
Este pilar se relaciona con el desarrollo personal y la autorreflexión. Implica cultivar una identidad sólida y equilibrada, así como el autodescubrimiento y la comprensión de las propias emociones, valores y metas. Aprender a ser no se limita a adquirir conocimientos y habilidades externas, sino que se enfoca en el crecimiento interno y la autenticidad. Promueve la autoestima, la autoconfianza y la capacidad de tomar decisiones basadas en valores y principios personales.
En conjunto, estos Cuatro Pilares de la Educación conforman un enfoque integral que busca desarrollar individuos capaces de enfrentar los desafíos de la vida en un sentido holístico. Más allá de la adquisición de conocimientos, estos pilares buscan fomentar el desarrollo cognitivo, práctico, social, emocional y personal, contribuyendo a la formación de individuos completos y comprometidos con su propio crecimiento y el bienestar de la sociedad.
Factores Fundamentales para Aprender a Aprender
Aprender a aprender es una habilidad esencial para el desarrollo continuo y la adaptación en un mundo en constante cambio. Para cultivar esta competencia, es importante considerar una serie de factores clave que facilitan el proceso de adquirir conocimientos y habilidades de manera efectiva. Aquí presentamos algunos de estos factores fundamentales:
Motivación Intrínseca:
La motivación es la fuerza impulsora detrás del aprendizaje efectivo. La motivación intrínseca, originada desde el interior, surge cuando una persona encuentra significado y valor en el proceso de aprendizaje. Esta motivación se traduce en un compromiso más profundo, un mayor esfuerzo y una mayor persistencia en la búsqueda de conocimientos. Cultivar la pasión por aprender y descubrir nuevos horizontes estimula la curiosidad y aumenta la conexión emocional con el aprendizaje, lo que a su vez facilita la retención y aplicación de información.
Autodirección:
Establecer objetivos claros y realistas es un paso fundamental para guiar el aprendizaje. Los individuos autodirigidos tienen una visión clara de lo que desean alcanzar y planifican cuidadosamente los pasos necesarios para lograrlo. Definir metas específicas crea un sentido de propósito y dirección, lo que reduce la vaguedad y la indecisión en el proceso de aprendizaje. La autodirección también incluye la capacidad de evaluar y ajustar los objetivos en función del progreso y los resultados obtenidos.
Autonomía:
La autonomía en el aprendizaje implica empoderar a las personas para tomar decisiones informadas sobre cómo, cuándo y qué aprender. Esta habilidad les permite adaptar el proceso de aprendizaje a sus propias preferencias y ritmo, lo que aumenta la motivación y la satisfacción. Las personas autónomas buscan activamente recursos, seleccionan métodos de estudio y toman decisiones fundamentales en su camino de aprendizaje, lo que contribuye a un sentido de responsabilidad y empoderamiento.
Metacognición:
La metacognición es la conciencia y comprensión sobre cómo se aprende. Implica la capacidad de reflexionar sobre las estrategias utilizadas, identificar fortalezas y áreas de mejora, y ajustar el enfoque en función de los resultados. Las personas metacognitivamente conscientes evalúan su propio proceso de aprendizaje, comprenden sus propios estilos y preferencias de aprendizaje, y saben cuándo y cómo aplicar diferentes enfoques para obtener resultados óptimos.
Flexibilidad Mental:
En un mundo en constante evolución, la capacidad de adaptarse es esencial. Las personas con flexibilidad mental están abiertas a explorar diferentes enfoques de aprendizaje y a ajustar su enfoque según las necesidades cambiantes. Esta habilidad promueve la creatividad y la resolución de problemas, ya que permite abordar desafíos desde diferentes perspectivas y encontrar soluciones innovadoras.
Resiliencia:
El aprendizaje está acompañado de desafíos y fracasos ocasionales. La resiliencia es la capacidad de superar obstáculos y mantenerse comprometido a pesar de las dificultades. Las personas resistentes no se desaniman por los contratiempos, sino que los ven como oportunidades para aprender y crecer. Esta habilidad de recuperación rápida les permite mantener su motivación y mantener una actitud positiva ante los desafíos.
Habilidades de Organización:
La organización es crucial para un aprendizaje efectivo. Las personas que dominan las habilidades de organización pueden planificar su tiempo de estudio de manera eficiente, dividir tareas en pasos manejables y crear un entorno de estudio propicio. Utilizar herramientas como agendas, listas de tareas y técnicas de gestión del tiempo les ayuda a mantenerse enfocadas y productivas.
Colaboración y Comunicación:
Aprender no se limita a un proceso individual. La colaboración y la comunicación efectiva permiten a las personas compartir ideas, aprender de otros y construir su comprensión colectiva. Participar en discusiones, debates y proyectos grupales amplía la perspectiva y enriquece el aprendizaje al exponerse a diferentes opiniones y enfoques.
Curiosidad y Preguntas:
La curiosidad es el motor del descubrimiento y la indagación. Fomentar la curiosidad implica alentar a las personas a cuestionar, explorar y buscar respuestas. Hacer preguntas estimula el pensamiento crítico y activa la búsqueda activa de información. Aquellos que mantienen una mente curiosa están más dispuestos a explorar nuevos temas y profundizar en su comprensión.
Adaptabilidad:
La adaptabilidad es crucial en un entorno en constante cambio. Las personas adaptables son capaces de ajustarse a nuevas tecnologías, enfoques de aprendizaje y situaciones. Mantienen una mentalidad abierta hacia la innovación y la mejora continua, lo que les permite aprovechar las oportunidades emergentes y mantenerse actualizados
Aprender a Aprender Ejemplos
Evitar procrastinar
Si hay que hacer una tarea: ¡pongámonos a ella! Procrastinamos (o aplazamos hacer una obligación o tarea) porque nuestro cerebro activa la corteza insular cuando se trata de hacer algo que no nos gusta. Esta parte del cerebro es la responsable de sentir dolor y ¡a nadie le gusta sufrir! Por eso evitamos hacer dicha actividad hasta que no nos queda más remedio. Pero hay que pensar que esa molesta sensación no es física, sino psicológica. Desaparecerá en cuanto nos pongamos a ella. Procrastinar aumenta nuestra ansiedad y estrés bloqueando la capacidad de nuestro cerebro para aprender. Para evitar procrastinar, el ingeniero informático Francesco Cirillo inventó la técnica Pomodoro, que se divide en cuatro partes:
- Eliminar todo aquello que nos distraiga. Es aconsejable hacer una lista con todos esos objetos que hacen que la atención no se centre y ocultarlos a la hora de estudiar.
- Poner 25 minutos en un temporizador. Forest, por ejemplo, es una app muy útil para practicar pomodoros.
- Centrarse durante ese período de tiempo. No se debe cambiar de tarea ni tener como objetivo acabarla, solo hay que centrarse en aprender.
- Recompénsate, que es la parte más importante de esta estrategia. Al igual que a nuestro cerebro no le gusta sufrir, sí le encantan los placeres. Trabajará mejor durante esos minutos si sabe que al finalizar tiene un premio.
Recordar activamente
Es una técnica muy sencilla por la que solo hay que leer el material con atención y recordarlo. Sin embargo, si hay palabras o ideas que no se entienden, se deben aclarar previamente puesto que recordar algo que no entendemos, no funciona. Una vez leído y entendido el contenido, se tapa o bien se cierra el libro y recordamos lo leído. Para hacerlo de manera eficaz, hay que levantarse de la silla, imaginando que nuestro espacio de trabajo es un aula llena de alumnado a los que vamos a explicar lo leído. Hay que contarlo en voz alta. Si tenemos vergüenza de que nos oigan hablar, podemos hacerlo escribiendo en una hoja las palabras clave. Es normal que no nos acordemos de todo; si esto sucede, se echa un vistazo a los apuntes y se sigue recordando.
Una técnica similar fue creada por el premio Nobel de física Richard Feynman. En ella se propone repetir el contenido imaginando que se lo estamos contando a un niño. Con ello, usamos estructuras más sencillas que fijaremos mejor en la memoria. Gracias a este método, nuestro cerebro crea ‘cadenas neuronales’ fuertes que harán que aprendamos con éxito. Por tanto, hay que evitar leer y releer una y otra vez los contenidos o subrayar grandes párrafos. No funciona. Leer atentamente y, luego, recordar junto con subrayar solo las palabras clave que nos hagan recordar el contenido es la mejor manera.
Tarjetas didácticas
Con esas palabras clave podemos crear ‘tarjetas didácticas’: en una cara se pone una palabra o un dibujo y en la otra, su explicación. Gracias a ellas, podremos repetir el contenido tantas veces como queramos en diferentes lugares. Es importante recordar activamente en lugares diversos porque así no asociamos el contenido con ningún objeto o sentimientos que nos recuerde el lugar de trabajo. Si se evoca en distintos sitios, incluso en el aula donde se hará el examen, habremos preparado mucho mejor al cerebro para enfrentarse a la prueba.
Repetición espaciada
Las ‘tarjetas didácticas’ nos llevan a otra táctica de aprendizaje, como es la ‘repetición espaciada’. No hay que olvidar que nuestro cerebro es un músculo y, como tal, hay que fortalecerlo todos los días si queremos que funcione correctamente, así como mantener una buena salud mental. Como los grandes deportistas hacen con su cuerpo antes de una competición, se debe entrenar al cerebro antes del día del examen.
Estudiar la tarde previa y ‘atiborrarse’ a información no funcionará para aprender, como a un deportista no le funciona entrenar el día previo a competir. Hay que ir poco a poco, todos los días esforzándose un poco más. Se entiende como repetición espaciada a repasar y practicar periódicamente los contenidos, pues es la única manera de ejercitar al cerebro en aquello que queremos aprender. Una buena planificación de estudio hará que estemos mejor preparados el día del examen.
Repetir implica practicar los ejercicios o contenidos que queremos aprender. Pero hay que seguir un orden y Repetir implica practicar los ejercicios o contenidos que queremos aprender. Pero hay que seguir un orden y empezaremos por lo más difícil. A este método se le llama ‘práctica deliberada’. Un error que cometemos al estudiar es el aprendizaje perezoso: empezar por lo que resulta más fácil y ya conocemos. En consecuencia, nos creamos la falsa ilusión de saberlo todo. Centrémonos en lo difícil, leyéndolo, recordándolo y entendiéndolo y acabaremos nuestro tiempo de estudio repasando lo que ya sabemos.
Trabajar en grupo
Es una técnica adecuada para trabajar las partes más difíciles, ya que nos ayuda a darnos cuenta de nuestras debilidades y de nuestras fortalezas. Trabajar en grupo implica llegar puntual, haber estudiado previamente el contenido con el que se va a trabajar y evitar hacer de esa reunión un club social. En estas reuniones podemos ‘ponernos a prueba’, es decir, hacernos exámenes o preguntarnos unos a otros. Autoevaluarse es, junto con la repetición espaciada y recordar activamente, una de las tres claves esenciales del aprendizaje eficaz. No hay que preocuparse por los errores, nos ayudan a saber cuáles son nuestras debilidades y a cambiar nuestras ideas.
El palacio de la memoria
¿Sabías que el cerebro tiene predilección por las imágenes y, por tanto, las recuerda mejor que contenidos basados en hechos? En tiempos del filósofo Cicerón se usaba la técnica del palacio de la memoria y en el siglo XXI sigue siendo una de las más útiles. Consiste en pensar en un lugar familiar y otorgar un contenido de los que estamos aprendiendo a los diferentes objetos que nos encontramos en ese espacio. Una vez asignados todos los contenidos, pensamos un recorrido y damos un paseo mental por el lugar escogido relacionando contenido y objeto.
Dormir
Todas estas estrategias no funcionarán si no se tiene en cuenta la última y la más importante. Todas dependen de ella: dormir. Gracias a esta actividad, evitamos que el cerebro se llene de toxicidad metabólica porque al dormir, el cerebro limpia y tira a la basura toda aquella información innecesaria, quedándose con la que le es útil para fortalecerla y ordenarla. Antes de hacerlo, es aconsejable llevar a cabo dos actividades: primero, hacer un repaso rápido de lo que se ha estudiado para que el cerebro piense en ello mientras dormimos; y, segundo, si queremos conciliar el sueño rápidamente, escribiremos en una lista las cosas que vayamos a hacer al día siguiente para descargar al cerebro con tareas a pensar.
Mediante estas técnicas, modificamos nuestro cerebro, es decir, cuando aprendemos, el cerebro cambia. A esta capacidad de cambio se le llama Plasticidad cerebral y, gracias a ella, todos podemos llegar a ser grandes estudiantes y dominar la competencia de Aprender a aprender.