- El cielo y la tierra
se van a juntar;
la ola y la nube
se van a reredar.
Vayas donde vayas
siempre lo verás,
por mucho que andes
nunca llegarás.
Horizonte
- Todos me pisan a mí,
pero yo no piso a nadie;
todos preguntan por mí,
yo no pregunto por nadie.
El camino
- ¿Quién es el que bebe por los pies?
El árbol
- ¿Qué será, qué es:
mientras más grande,
menos se ve?
La oscuridad
- En primavera te deleito,
en verano te refresco,
en otoño te alimento
y en invierno te caliento.
El árbol
- Desde el día en que nací,
corro y corro sin cesar:
corro de noche y de día
hasta llegar a la mar.
El río
- Doy al cielo resplandores
cuando deja de llover:
abanico de colores,
que nunca podrás coger.
El arco iris
- Soy el que jamás descansa
y va y viene sin cesar.
Nunca me puedo secar.
Jamás te aburre mi danza.
En presencia o añoranza
tú siempre me vas a amar.
El mar
- Si no hay, se ve;
si hay poca, se ve;
si hay mucha, no se ve.
¿Qué será?
La oscuridad
- Adivina quién soy:
cuanto más lavo,
más sucia voy.
El agua
- Pálida es mi cara,
pero muy hermosa,
a veces de tarde
se me ve borrosa,
en cambio de noche brillo como ninguna,
sobre el mar, sobre el río
o sobre la laguna.
La luna
- Como una peonza
da vueltas al sol,
gira que gira,
sin tener motor.
La tierra
- Haciendo ruido vienen,
haciendo ruido van;
y, cuando mañana vuelvan,
de igual manera se irán.
Las solas
- Kilómetro mido,
hectolitros llevo,
kilovatios doy,
hectáregas mantego.
El río
- ¿Qué cosa es esa cosa
que entra en el río
y no se moja?
Los rayos del sol
- Por las barandas del cielo
se pasea una doncella
vestida de azul y blanco
y reluce como estrella.
La luna
- Sin ser rica tengo cuartos
y, sin morir, nazco nueva;
y a pesar de que no como,
hay noches que luzco llena.
La luna
- LLeva años en el mar
y aún no sabe nadar.
La arena
- Paso por el río y no me mojo
paso por el fuego y no me quemo.
La sombra
- Lomos y cabeza tengo
y aunque vestida no estoy,
muy larga faldas mantengo.
La montaña